The Fatty Farmers llenan ‘la granja’ de Toledo
María Páez Sánchez
Viernes 13 siempre es un día que destacar, y más para aquellos amantes del cine de terror. Y es que de allí nace una de las historias del género slasher, protagonizada por el asesino en serie Jason Voorhees. Por su nombre quizá no suene a todos, pero por su apariencia estamos seguros de que sí. Por su característica máscara de hockey que cubre su cara y su machete. Pero vayamos al grano, ya que la de noche no fue precisamente (a pesar del día) una noche de terror, a pesar de que Freddy estuvo entre los protagonistas de ésta.
Anoche se convirtió el Círculo de Arte de Toledo en una completa granja, ¿que no os lo creéis? Eso es porque no conocéis a The Fatty Farmers. Este grupo denominado por hacer un tipo de música diferente y difícil de olvidar con su estilo Celtic Punk Rock Folk, compuesto por ocho ‘granjeros’ (que precisamente nada tienen de gorditos), hicieron un gran espectáculo en la presentación de su último disco, Escape from the Dirty Pigs, en el que los asistentes tuvieron la suerte de aparecer en su último videoclip, puesto que allí durante el concierto fue la grabación en directo de éste.
Antes de que la granja abriera sus puertas, el grupo de reggae, Shifara plasmó con su tranquilidad lo que sería la locura posterior de los granjeros. Temas como If you believe y I love changes, al son de los timbales, con la dulce voz de Ana y su flauta, la intensidad de Julio, la fuerza del trombón de Ismael, la guitarra de Sergio y el bajo de Piero. Un conjunto que hizo estremecer en el más absoluto estado de zen a los espectadores. Tras su actuación, los fajos de paja comenzaban a entrar adornando el escenario. Goyo, Juancar, Javier, Javi, Josemi, Lalo, Lamber y Rodri preparados entraron con fuerza con sus uniformes (peto vaquero y camisa de cuadros) para dar a su público lo que se merece: Buena música y ganas de pasarlo bien.
Globos verdes gigantes, explosión de confetis, cámaras GoPro… Fueron algunas de las sorpresas de la noche. Con temas como Grandma´s drug lab, donde el banjo y la mandolina son las protagonistas, rindieron a la gente ante sus pies. Otros más cañeros como Drink Fighters, con más presencia de una batería perfecta, bien marcada, y con espectaculares solos de guitarra y violín. Canciones más relajadas como The kings of our farm, con melodías que transportan al mundo celta (gracias a la flauta irlandesa, banjo, acordeón, mandolina y la gaita), a las fiestas de las aldeas de la Comarca, donde los hobbits chocan sin cesar sus jarras de cerveza, donde Frodo, Bolsón, Sam, Merry, Bandobras Tuk cuentan sus batallitas en la Tierra Media. Miles de paisajes son descubiertos al escucharlos sin salir de Toledo. Un viaje a la imaginación a través de la música, de la Cultura.
Un público muy entregado, en las primeras filas fans incondicionales (los cuales subieron durante un tema) vestidos para la ocasión como granjeros. Y es que este grupo da lo que pocos hacen, salen como si fuera su última vez en el escenario. Siempre con una sonrisa en la boca, bailes, sudor y mucho empeño de lo que es un espectáculo que no deja a nadie indiferente.
Juegos con el público en su tema versionado de Paco Pil, Johnny Techno Ska. Al son de “Johnny me vuelves loco”. Estrofa que marcó en la noche un pequeño juego que consistió en la división entre el propio grupo y los asistentes, en el que uno por uno tenían que mostrar su fuerza en esta canción. Bailes a lo loco donde los empujones (con cariño y buen rollo) estaban garantizados, círculos bailando, saltos y más saltos. Una sala abarrotada, y es que estos toledanos ya tenían encandilados a sus visitantes antes de que entrasen a la ‘granja’ .
Un directo que hay que ver sí o sí de forma obligatoria y es que además de derrochar por cada uno de sus poros cada integrante del grupo su pasión a la música y un estado de ánimo que alegra a cualquiera, también les encanta interactuar con sus espectadores. Subidas y bajadas del escenario y bailes. Por los suelos terminaron algunos de forma literal y no era para menos, ya que se intentó sacar a los cerdos de la granja, pero estos chicos tenían tanta marcha, que no quisieron escapar. Solo podemos decir que lo intentamos pero no pudimos, nos cautivaron con su rastrillo, pala, tractor en esa granja de la que todavía no hemos podido salir.