Que nadie lo dude, se puede hacer otra política.

La señora “Coz pedal”, no deja de dar coces y pedalear contra el pueblo llano con las medidas que adopta en materia salud, educación y bienestar en general; todo en nombre o por causa de una crisis, según ella, producida por el gobierno socialista que precedió al actual del PP. (¿Por qué tuvo que rescatar el Gobierno Central ala Generalitat Valenciana gobernada por el PP?)

Y si en Grecia, Portugal, Irlanda e Italia están peor, igual, o poco más o menos que España, ¿también es culpa del PSOE? No es que quiera romper lanzas en favor del partido socialista, precisamente, para nada. Lo que sí intento es apelar una vez más a la coherencia de esta sociedad desencantada con “unos” y con “otros” y en cualquier caso observadora pasiva y a la expectativa de acontecimientos.

En pueblos y ciudades de Castilla-La Mancha la Presidenta es recibida con pitadas, lo cual en su fuero interno tiene que estar poniéndonos a caldo, de paletos o algo así. Esta mujer recaló aquí por las circunstancias, y por circunstancias más temprano que tarde querrá marcharse (“¡Mariano, porfa, sácame de aquí!). Uno comparte con ella el mismo deseo.

Si al pueblo le preguntaran ¿qué hacer con las Diputaciones Provinciales? ¿Qué hacer con unos centenares, si no miles de ayuntamientos que sólo han servido a los intereses privados de politiquillos de tres al cuarto y capitales oportunistas? ¿Y con los datos que se conocen de fraudes y cuentas en Suiza sin declarar? ¿Y con millares de puestos políticos o pseudopolíticos para personas que no han hecho otra cosa que estar en política y aprovechamiento de ella? Etc. El pueblo daría respuestas a estas preguntas, evidentemente, y haría que el Gobierno elegido las cumpliese porque es soberano y así lo quiere. Pero nadie va a preguntar al pueblo lo que quiere, porque el Gobierno dedicará su tiempo a hacer la política que le marque Bruselas, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, por supuesto, al margen del pueblo. A pesar de la enorme psicosis social cargada de indignación con la política y los políticos en general, el Gobierno, este Gobierno del PP saca pecho, y con un cuajo inefable dice que no dejará de tomar medidas que se supone nos sacarán de la crisis. Pero casi todos los expertos, algún que otro premio Nobel en Economía y el sentido común aducen,  que tales medidas están equivocadas y no solucionan el problema, incluso lo agrava.

Por eso decía yo en el artículo del Vecinos del mes pasado “De miedos y coherencias. Pero campeones” que la indignación se demuestra andando, respondiendo al movimiento. Pero claro, me surge la interrogante ¿quién convoca, quién lidera el movimiento? ¿Quizá los acojonados y desprestigiados sindicatos ? El sindicalismo de los últimos veinte años se ha dedicado a todo menos al sindicalismo de estar en el tajo que es conocer y machacar con los problemas del curro, hacer asambleas, construir conciencia, prevenir los peligros de la cultura del pelotazo (¡qué digo, pero si algunos cayeron en ese fango!). Todos los líderes sindicales deberían abandonar los despachos y estar cada día y sin desmayo haciendo sindicalismo en los centros de trabajo, calles y plazas, denunciando y exhortando a la lucha, al desprecio de cuanto acontece con las medidas contra la sanidad, la educación, las reformas laborales y sociales, subidas de impuestos y precios, etc. Insistir hasta que cien personas indignadas sean cien mil, y cien mil, millones. La indignación no debe quedarse en la casa, en el trabajo o en el bar, sino que debe escucharse en la calle para que esto realmente cambie a mejor.

Eduardo González Ávila.

 

 

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