La dictadura del capitalismo
La dictadura capitalista (1/2)
Con demasiada frecuencia, tertulianos y medios de comunicación del centro extremo, todos ellos muy “liberales”, se lanzan a tumba abierta contra los regímenes totalitarios impuestos por partidos comunistas, como si fuesen los únicos que en el mundo han atentado y atentan contra los derechos humanos.
Así pues, mientras los “liberales” y millones de ciudadanos condenan con razón las dictaduras llamadas comunistas, se olvidan al mismo tiempo de girar la vista hacia la dictadura capitalista que se da en países considerados democráticos. En ellos, embozados en la democracia, se permite, legalmente, la explotación de millones de seres humanos condenándolos a la miseria como en estos momentos se está produciendo en España con tres millones de personas en pobreza extrema.
El capitalismo en su historia ha causado más muertos que el nazismo, el estalinismo y el fascismo. El capitalismo sigue siendo, incluso más ahora, cruel y exterminador, extendiendo por doquier la explotación de seres humanos de forma inagotable en una disimulada, o no, esclavitud. Hombres sinvergüenzas y sus amigos políticos tienen el control de los gobiernos democráticos.
Las grandes estafas que se han dado y se dan en la historia han sido el resultado de la concentración de demasiado poder económico en las manos de muy pocas personas, quienes defienden el orden, su orden, frente al caos que, para ellos, traería la economía socializada. En cualquier caso, la operación está siendo todo un éxito, han conseguido que parezca una crisis lo que es un enorme saqueo y negocio global.
El capitalismo rechaza la intervención del Estado, defendiendo con uñas y dientes el libre mercado, esto es, la economía debe de estar completamente descontrolada aunque se desmantele el Estado del Bienestar. Por tanto, el precio que hay que pagar por la llamada “libertad económica” para unos pocos es demasiado alto si se compara con el desempleo y la miseria de millones de personas.
Preocupante es también que la idea del capitalismo se haya instalado profundamente en las sociedades, no así la idea de la socialización para el control democrático de la economía, puesto que la democracia debe ser algo más que dos lobos y una oveja votando qué van a comer. El sistema tal como está hay que cambiarlo con una revolución social y democrática de la dignidad.
Ángel Dorado