La corrupción como manantial, está siendo la marca España ante el mundo
PAÍS, S.A. Eduardo González Ávila A ver: A los pensionistas les dijeron que eran intocables, y se les ha engañado. La mayoría del profesorado, alumnos y padres están decepcionados cuando no cabreados con los recortes y reformas en Educación. Los sanitarios de este país están que trinan con lo que está haciendo y proyectando el PP con la Sanidad. Los trabajadores retroceden cuarenta años en sus logros por los derechos sociales y laborales. Cada día más autónomos y PYMES se ven con la soga al cuello. Los empleados públicos, amén de las congelaciones de años pasados, se unen las bajadas de sueldo y derechos perdidos en un pis pas. Algunos miles de parados que tuvieron trabajo en época estival, vuelven a la desesperada espera de la suerte. Hay decenas de miles de jóvenes cualificados, los mejor preparados de la historia, que se van fuera del país. Hay centenares de miles de hogares, según Cáritas y Oxfam, que se encuentran en el umbral de la pobreza. La corrupción como manantial, está siendo la marca España ante el mundo. Los gobiernos de la alternancia de este país mienten una y otra vez, incumplen sus promesas, engañan. Muchos discapacitados se quedan sin ayudas. Y entonces ¿Cómo dan las estadísticas mayoría a los dos grandes Partidos? Nadie dimite, nadie se responsabiliza, todo lo que hacen es perfecto y la única autocrítica es: “Alguna cosa habremos hecho mal” (pero nunca dicen qué cosa). Y las cosas dicen que van mejor (ni lo vemos ni dicen en qué), será porque hay más ricos en el país.
A los que sobre esta realidad palpable contestan como que todo este comentario resulta demagógico y catastrofista, así responden porque la evidencia no les da respuestas.
Apañado va el país si los que tienen trabajo se retraen en hacer los gastos normales. La solidaridad de mucha gente son las aportaciones a Cruz Roja, Cáritas, ONGs, etc para cubrir las mínimas necesidades de millones de personas. La solidaridad de los que tienen trabajo consiste en seguir consumiendo para que ese bar, esa tienda, ese taller no tenga que cerrar. Para que las fábricas no paren porque la demanda se mantiene. Mucha gente vive de los padres, de los que trabajan, y así salen adelante, pueden comprarse unos zapatos, tomarse una caña, o ir al cine. Porque muchos sobreviven con trabajos extras o esporádicos. Porque algunos que ganaron dinero y ahorraron tiran de ello.
La alternancia de los dos grandes partidos que han engañado y decepcionado una y otra vez al electorado, deben pagar su precio en las urnas. Las cosas no cambian con cambiar las caras en el Partido, sino haciendo la política que quiere la gente, para la gente, anteponiendo el intereses de todos por el interés de Partido y de “bankios”. El miedo, como algunos dicen, debe cambiar de bando, porque desde que el mundo es mundo, quienes lo construyen no son los ricos sino los demás. Es hora de que otros Partidos tengan su oportunidad; la oportunidad de demostrar que las cosas pueden cambiar haciendo política de otra manera. El País, S.A. debiera cambiar por El País S.P. (Servicio Público). Y si no, pues nada, sigamos y aguantemos con la putrefacción.
Eduardo González Ávila