El otro terrorismo
Alternativa: “Hoy he tenido un sueño».
Casi sin darnos cuenta hemos pasado del terrorismo de ETA al terrorismo que ejerce el mundo del capital y las finanzas y en su consecuencia el de la propia clase política que se refleja en el Gobierno del Partido Popular.
El terror de perder el trabajo; el terror de vivir día a día en paro; el terror de perder la vivienda; el terror de cambiarnos la vida completamente; el terror a tener que negar reyes a mis hijos, a celebrar cumpleaños, a decir no a una invitación de boda; a tener que renunciar al vehículo propio; a los viajes y las vacaciones… Vivir aterrorizados de que esto nos pueda pasar. Asentimos cada día la amenaza del Gobierno con sus medidas y recortes tanto o más que cuando se anunciaba un atentando de ETA. Ya sé que hay una mayoría que no ha llegado a esto y le parecerá exagerado, pero, desgraciadamente, es tan cierto como el día y la noche en cada día más gente.
No estoy comparando, simplemente hablo de terrorismo. ¿O no es terror lo que estamos sufriendo todos? Unos más y otros menos, pero a todos nos produce horror las noticias que tanta angustia causan. No queremos vernos en la fila del paro. Cada día más gente en la fila de “Cipriano, el amigo de los pobres”; muchos viviendo de los padres o pensiones de abuelos, y otros sintiendo vergüenza de acudir a Cáritas. ¿Acaso no es terrorismo esta realidad?
Los anuncios, los bancos y los políticos nos enseñaron a creer que éramos ricos, y vivimos como ricos. Incautos nosotros que no aprendimos a saber vivir y administrar bienes que nos eran tan ajenos como mentirosos (allá cada uno, sálvese quien pueda).
La clase política de este país se encuentra en sus horas más bajas. El bipartidismo y los nacionalismos sólo han hecho perjudicar al pueblo en nombre de sus intereses políticos.
Cuando Rajoy estaba en la oposición, todas cuantas medidas hacía el gobierno socialista eran una equivocación. Ahora él, en el gobierno, con las mismas medidas y muchas más y mucho más abultadas (¿cinismo?), nos cuenta que hace lo que tiene que hacer (o sea, lo que le diga “la Merkel” o el BCE, vaya usted a saber). Su programa no era para gobernar sino para ganar (“hay que decir al pueblo lo que el pueblo quiere oír”). Las mentiras no importan, importa el fin, el poder absoluto. Y ahora lo único que hacen es lo que les dicen que tienen que hacer; ¿exagero si digo jodernos la vida? Hay un listón que marca y separa a los que les ha cambiado la vida con los que no les cambia o incluso mejoran. ¿Todos iguales antela Ley? Sí, pero no; algo falla.
Hoy he tenido un sueño. Soñé que el pueblo se echó a la calle y colectivamente acordaron medidas políticas, sociales y económicas; de forma abrumadora exigieron nuevas elecciones generales; Rajoy no se comió el turrón en la Moncloa.Elnuevo gobierno elegido sólo era un Gobierno que habría de poner en marcha un programa de actuaciones que el pueblo soberano había elaborado de manera objetiva, ordenada, eficaz, posible:
Modificación de la Ley electoral para que de verdad quienes nos representan hayan sido elegidos más directamente por la sociedad. Subir los impuestos a los más ricos como han hecho en Francia. Perseguir el fraude fiscal. Eliminar las Diputaciones Provinciales. Estructurar de manera coordinada y eficaz todo el entramado de cargos públicos (desde ministros, pasando por consejeros y directores generales, hasta el último de los asesores). Cobrar el IBI a la Iglesia Católica(el mayor patrimonio de España). Programas sociales que generan empleo y por tanto ingresos en las familias, consumo, e indirectamente más empleos. Que el dinero redunde y se disperse entre autónomos, emprendedores y ciudadanos, de manera que se recupere el consumo natural a la vez que genera empleo. Creer e invertir en nuestros valores humanos y técnicos en investigación y desarrollo porque pueden darnos beneficios incalculables…
Pero por desgracia, lejos de progresar, la calidad del político que gobierna hoy en día consiste en inventar maneras de exprimir a los ciudadanos.
Eduardo González