EL FRACASO ESCOLAR
El fracaso escolar
José Luis Real
No entiendo por qué nuestra clase política, tanta dada al lenguaje eufemístico no elimina de su vocabulario el término de “fracaso escolar”. Sin duda, es una atribución directa, a veces cruel, con un significado que contiene la derrota y la decepción. Podrían jugar con un lenguaje más elegante, más pulcro, porque si algunos llaman externalización a la privatización de servicios públicos, reforma laboral al despido de trabajadores, también se debería desechar la palabra fracaso escolar, por ser palabra tabú y buscar eufemismos que estuvieran en consonancia con la labor educativa que la escuela tiene, porque los colegios e institutos no son máquinas expendedoras de boletines de calificaciones. Hablar de educación siempre es complejo, sobre todo para los adultos que no tienen el mínimo interés, para los padres desorientados que quieren que sus hijos destaquen sobre los demás, como Avito Carrascal, el ridículo personaje de la novela de Unamuno “Amor y pedagogía” que quiere hacer de su hijo todo un genio.
Por muchas circunstancias a veces entre el fracaso y la excelencia solo hay un paso. En la entrevista que el periódico 20 minutos hace a Luz Rello “Premio a la mejor investigadora joven de Europa” ella reconoce que tenía algunos problemas educativos “Lo pasé muy mal de pequeña, sacaba malas notas, sobre todo en Lengua”. Seguramente que Luz Rello ha sido un ejemplo de superación, el valor supremo de la cultura del esfuerzo, pero también es cierto, que en su trayectoria educativa tuvo mucho apoyo de sus profesores con una adecuada planificación. Por lo tanto, siempre hay que confiar en los profesionales de la educación, mucho más que en aquellos políticos que solo saben imponer leyes educativas sin consenso.