Alerta roja en el barrio
El desempleo y las medidas políticas y económicas del Gobierno de la Nación están golpeando a los ciudadanos. Como resultado, más de la cuarta parte de la población del país, el 28 %, se encuentra en situación de pobreza y tres millones de personas en pobreza extrema, un millón de los cuales son niños niñas. Otros 2 millones, viven por debajo del umbral de la pobreza y cerca de la mitad de las familias, un 44%, no tienen capacidad para hacer frente a gastos imprevistos. Los desahucios de viviendas son un buen ejemplo. Estos datos reflejan una sociedad muy desigual y en emergencia social.
Constatamos que en nuestro barrio, esta dramática situación se sitúa por encima de la media de los datos recogidos en los informes del Instituto Nacional de Estadística, UNICEF, Cáritas o Cruz Roja. Muchos de nuestros vecinos están recurriendo a la solidaridad e incluso a la caridad. Lógicamente, esta situación les lleva a consumir sólo los alimentos más básicos y corren riesgo de malnutrición, tanto en cantidad -hambre física-, como en calidad de la dieta. Es cada vez más frecuente ver personas pidiendo en la calle o buscando en los contenedores de basura.
Han surgido muchas iniciativas humanitarias con comedores sociales o reparto de comida por parte de ONGs y otros colectivos; familiares, amigos o vecinos anónimos que a nivel particular ayudan a familias sin recursos, además de numerosas campañas de recogida de alimentos y otros productos de primera necesidad en supermercados, colegios, mercadillos solidarios, etc. Pero las necesidades aumentan y es muy difícil responder a ellas con eficacia.
Es evidente que estamos viviendo una situación de verdadera emergencia social de la que no podemos ser cómplices y contra la que hay que actuar de manera contundente. Y AHORA es el momento, antes de que la pobreza se convierta en exclusión social. Es imprescindible que los gobiernos pongan a los ciudadanos en el centro de la política social y económica, y por supuesto, que éstos recuperen la soberanía institucional y política, detentada ahora por las oligarquías financieras y económicas.
Por tanto, es urgente la puesta en marcha de políticas para generar empleo, pilar básico para salir de la crisis, y para ello, hay que abolir los recortes sociales que están destruyendo la vida de miles de personas. Y además, las administraciones deben hacer frente al drama de los ciudadanos que no tienen recursos para su sustento. Porque, nada más y nada menos, estamos hablando de hambre.
Y quienes mayor protección necesitan son los niños. Una medida esencial, como planteamos en las páginas de este periódico, es el de la restitución y ampliación de los comedores escolares. Por ejemplo, la del gobierno canario, que ha decidido abrir 132 colegios el próximo verano para atender a 8.000 niños. La alimentación de los niños debería ser prioritaria para las administraciones, por encima de cualquier otro asunto. Pero las ayudas deben ser eficaces, y para ello, nuestra asociación propone que todas las entidades que trabajan en nuestro barrio lo hagan de forma coordinada, a través de los servicios sociales municipales, que se encargarían de hacer un seguimiento de las familias y personas acogidas por los distintos recursos sociales del barrio.
Nunca debemos olvidar la dignidad. Estamos hablando de ciudadanos, que quieren y exigen puestos de trabajo para ser auto-suficientes y libres. Nadie quiere vivir de la caridad. Y eso, solo se consigue forjando una sociedad justa e igualitaria.
Editorial del periódico Vecinos de abril.