El PP o la nada, pues, ¡la nada, la nada!
Ángel Dorado
Sí, “el PP o la nada” es la frase que la muy intelectual y pluriempleada política presidenta de Castilla-La Mancha, señora De Cospedal, pronunció en la autista y endogámica convención de su partido, recientemente celebrada en Valladolid. Esa frase vino a sumarse a las ya históricas, por vergonzosas, como fueron, entre otras, las referidas a la “indemnización en diferido” o que los escraches realizados a políticos del PP son “puro nazismo”.
Viendo la grave situación socioeconómica que está atravesando la mayoría de la población española, y comprobado fehacientemente que el PP tanto en Castilla-La Mancha como en el resto de España tiene la máxima responsabilidad por haberse puesto sin rechistar al lado del capital especulativo, como si no hubiese otra alternativa, tiemblo aún más si lo único que se nos ofrece es más PP.
Así pues, prefiero la nada que nos anuncia la señora De Cospedal, dado que mi nada no está vacía, en ella hay millones de ciudadanos con mucha dignidad, con rebeldía cívica, cabreados, indignados, desencantados y estafados, que tienen la esperanza de poder cambiar las cosas hacia una democracia avanzada y más justa.
En definitiva, prefiero la nada a la mediocridad política, a la mendicidad, a la falta de transparencia, al autoritarismo, al nepotismo, al clientelismo, al incumplimiento del programa electoral, al silencio o a mirar hacia otro lado ante los muchos casos de corrupción o presunta (entre ellos “Gurtel”) que afectan a decenas de cargos del PP o de su entorno, a los infames recortes en educación, sanidad y dependencia, a la tolerancia con el fraude fiscal, a que miles de jóvenes e investigadores se vean obligados a irse de España, a los terribles e injustos desahucios mientras se han dado millones de euros a entidades bancarias para tapar su pufo inmobiliario, a la modificación de la Ley del Aborto, a la rebaja de los salarios, al más fácil y barato despido, a los cerca de seis millones de parados, a los dos millones de familias que no tienen ninguna prestación económica y comen gracias a los bancos de alimentos, a que tres millones de niños vivan en riesgo de pobreza, a la pobreza energética, a la vergonzosa manipulación informativa en la TV de C-LM, ¡uf!, y a un muy largo etcétera para preferir la nada al PP.
Lo que está pasando me produce una especie de melancolía ciudadana.